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Presentamos en esta página ejemplos de ediciones de Superman en México, pero en esta ocasión se trata de ediciones muy antiguas, ediciones de los años 30 y 40 con imágenes y textos de mi amigo Jose Luis Silva Ortiz de México. Como se podrá observar al leer los textos de José Luis, están, no solo muy correctos en lo que a las ediciones de Superman ser refiere, sino que contienen numerosas alusiones culturales del momento que hacen que su lectura sea enriquecedora, no solo respecto a la cultura del mundo del comic sino a la cultura en general en todas sus manifestaciones.
SUPERHOMBRE EN MEXICO
¿SUPERHOMBRE? ¿Quién es ese? ¿Un superhéroe nuevo? ¿Latino? ¿Copia del SUPERMAN original de Shuster y Siegel?
Pues no. Resulta que ES EL ORIGINAL de Shuster y Siegel. No se trata de una reimpresión reciente. Vamos a revisar algunos capítulos de las aventuras del Hombre de Acero como se publicaron originalmente en México en el año de 1939.
Lo que muchos han oído es cierto. México conoció a SUPERMAN mucho antes que empezara a publicarse su comic book por EDICIONES RECREATIVAS (EDITORIAL NOVARO) a principios de la década de los 50. Como todos sabemos, SUPERMAN apareció por vez primera en ACTION COMICS #1, que salió a la luz en Junio de 1938. Esa primera aventura de SUPERMAN se tradujo en una revista semanal mexicana de comics que se llamaba PAQUITO (Agosto, 1938)
Meses mas tarde, la revista PEPÍN, que había iniciado su publicación el 4 de Marzo de 1936, presentó en forma continua, capítulos de distintas aventuras de SUPERMAN, traducido como SUPERHOMBRE y entregando tres páginas diarias (equivalentes a página y media del comic original) incluyendo el material que veremos enseguida.
Vayamos con la imaginación al México de 1939. Nuestro país era mayoritariamente rural. La población total de la nación apenas rebasaba los 19 millones. Prácticamente la misma cantidad de personas que hoy viven en la Zona Metropolitana de la Ciudad de México. Sólo 8 de las 32 entidades tenía mas de un millón de habitantes y ninguna llegaba a 2. Quintana Roo, entonces territorio y no Estado, escasamente reunía a 18 mil pobladores. Hoy día, la zona hotelera de Can Cún en esa entidad, emplea a mas de 18 mil personas.
De los 19 millones que poblaban a la nación, 9.7 millones eran hombres y 9.96, mujeres. O sea que tampoco era cierto entonces que hubieran 6 mujeres para cada hombre. Lo siento amigos, pero tendrán que regresar 5 quienes todavía crean en esa estadística inventada.
Aunque el Distrito Federal llegó a tener casi el 15% de la población nacional en 1970, en el año que nos ocupa solamente concentraba al 8.9%. No existían la televisión ni los radios de transistores. Había teléfonos, claro. De hecho, el país tenía dos compañías telefónicas operando a la vez: la Ericsson y la Mexicana. Pero no estaban interconectadas, por lo que muchas empresas y algunos hogares, tenían dos teléfonos. Pocas familias contaban con automóvil, la mayoría de las películas eran en blanco y negro y la gente se informaba por la prensa. La radio (enormes aparatos de bulbos) era el centro de la diversión familiar. Había pocas estaciones, el sonido dejaba mucho que desear (no existía la FM), los discos eran de pasta, de doce pulgadas de diámetro y 78 revoluciones por minuto (se rompían si uno les estornudaba encima) y las familias, aun muy numerosas, contaban con poco dinero para entretenimiento. Pero algunos comic books se publicaban casi todos los días. Uno de ellos era PEPÍN.
Con 68 páginas, impreso en blanco y sepia (rotograbado) tamaño bolsillo y a un costo de 10 centavos de los de entonces (el dólar costaba $4.50 pesos y no $9,700 como hoy en día), PEPÍN, junto a CHAMACO y PAQUíN, dominaba el mercado de las historietas.
Si bien los primeros comics mexicanos habían iniciado, como en EUA, de tamaño tabloide y reimprimiendo las tiras de los periódicos norteamericanos traducidas al español, al cabo de unos cuantos años empezaron a reducir su tamaño y a incluir historietas escritas y dibujadas en México.
Para el año que nos ocupa, PEPÍN ya salía seis días a la semana y, con una sola excepción, publicaba 3 o cuatro páginas de historietas mexicanas que continuaban al día siguiente. La excepción eran las aventuras de un personaje increíble que apareció en EUA en un comic book antes de brincar a los periódicos.
PEPÍN tradujo algunas aventuras de ese personaje fabuloso publicadas en los periódicos, alternándolas con otras de ACTION COMICS y el posterior SUPERMAN COMICS. Lo que veremos enseguida es una verdadera joya de colección. La aventura en cuestión inició su publicación en México el miércoles 22 de Noviembre de 1939 (acaba de cumplir 69 años. Mis abuelos aun no se casaban)
Aventura en 13 páginas aparecida en ACTION COMICS NO.12 MAY 1939
Como vemos en la imagen, el SUPERMAN de entonces era muy distinto al actual. La traducción está impresa sin color, mientras que el comic book siempre fue policromático y la personalidad del Hombre de Acero, así como sus súper poderes, eran menores a los que después le conocimos.
La imagen nos muestra al Hombre de Krypton destruyendo un puente suspendido pues le ha arrancado uno de los grandes cables que sostienen a los tensores. Desde entonces, su fuerza era impresionante pero, ¿acaso empezó sus aventuras el héroe siendo un vándalo?
En cierto sentido, sí. Shuster y Siegel eran muy jóvenes, sumamente pobres y bastante frustrados cuando las primeras aventuras de Clark Kent vieron la luz pública. Por ello, las historietas estaban llenas de sueños compensatorios. Fue necesaria la intervención de los editores para ir moldeando a un héroe que defendiera a las instituciones, creyera en la propiedad privada y se enfrentara a los enemigos de la libertad y la justicia.
En la aventura que examinamos hoy, aparecida en los números 303 al 309 de PEPÍN, aún era la creación en bruto, que en su primera aparición había golpeado a un marido que le pegaba a su esposa, destrozado el auto de unos tipos que se burlaron de la supuesta indefensión de Clark Kent, amenazado a un senador corrupto y asustado de muerte a un fabricante de armas.
Pero los lectores eran igualmente sencillos, incluyendo a los mexicanos, que apenas estaban migrando del campo a una ciudad cuyos códigos y valores les eran totalmente ajenos. En otra nota examinaremos el papel tan importante que jugaron los comics para ayudarles en la transición. Hoy, disfrutemos de estas imágenes que ya no están disponibles en ningún otro medio.
Como vemos en la imagen, un amigo de Clark Kent es muerto en un accidente de tránsito. El reportero sabe que los automotores cada vez cobran mas víctimas. Llama al Alcalde, la máxima autoridad, pero este se "lava las manos" Muy bien, si nada pueden hacer los funcionarios públicos, SUPERHOMBRE lo hará por ellos.
Siegel y Shuster creían en la efectividad de hacerse justicia por propia mano en una sociedad en la que la gente aun no confiaba tanto en sus instituciones. Nótese, por cierto, en el primer cuadro, que Clark trabaja en el DAILY STAR y no en el DAILY PLANET, como se rebautizaría al periódico en aventuras posteriores.
SUPERMAN ya tenía el uniforme de siempre, si bien en los primeros números sus botas a ratos aparecían igualmente azules, por lo que parecían calcetines. En cambio, aún no volaba ni tenía visión telescópica ni de rayos "X". Tampoco super oído. SUPERMAN saltaba grandes distancias y brincaba a los edificios mas altos pero, como vemos aquí, tenía que sujetarse de un asta bandera para dar vuelta pues en realidad no volaba. La caída no lastimaría a su cuerpo invulnerable, pero en otras aventuras, cuando aterrizaba destruía las banquetas.
Aquí, el Hombre de Acero entra por la ventana de una estación de radio. No pide permiso; ni siquiera avisa. Hace añicos el gran cristal. Nótese el letrero "continuará mañana" pues en cada número de PEPÍN, únicamente tres páginas se dedicaban a las aventuras de SUPERHOMBRE
El empleado de la radiodifusora no quiere que SUPERHOMBRE entre a la cabina en la que se está transmitiendo un programa. SUPERMAN no se detiene en cortesías. Si no le abren, él destruye la puerta. No la chapa, sino la puerta entera. El empleado se va para atrás de la impresión. El locutor es hecho a un lado sin miramiento alguno. No se les vaya a escapar la advertencia al ingeniero de sonido: "Si me saca del aire, lo mato" Y vean el tamaño del micrófono. Era el mas avanzado de la época. ¿Como sabía SUPERHOMBRE que la gente lo iba a escuchar? Fácil. Solamente había una estación en la ciudad.
Como vemos en el primer cuadro de esta nueva página (nótese, por cierto, que cada cuadro estaba numerado pues Shuster y Siegel siempre desearon que SUPERMAN fuera una tira diaria en lo periódicos, cosa que muy pronto lograron) un hombre acaudalado escucha en su sala el mensaje de SUPERHOMBRE saliendo de su enorme radio (casi parece refrigerador. Los aparatos de lujo de entonces tenían una apariencia decorativa también) Al mismo tiempo, lee el periódico frente a la chimenea pues no había calefacción de gas.
La amenaza del SUPERHOMBRE es severa. No es una defensa del ciudadano, sino una cruzada personal ("me la pagarán") Va contra los homicidas atrás de un volante pero, como veremos enseguida, sus palabras parecen no tener efecto. En el siguiente cuadro, la puerta derribada ya se arregló mágicamente y un par de policías entran con sendas cachiporras para golpear al intruso. SUPERHOMBRE no se les enfrenta, sino que se va, ¡destruyendo la pared!
SUPERHOMBRE salta edificio tras edificio hasta llegar al depósito en donde están los autos confiscados. Sin mas, empieza a destruirlos todos. ¿Y la responsabilidad legal de las autoridades? ¿Quien pagará? Además, se ve muy divertido.
Sin duda, Shuster y Siegel también lo estaban: como niños probándose a sí mismos sus capacidades recién descubiertas. Si bien las ilustraciones de Shuster no eran extraordinariamente bellas (de hecho eran bastante primitivas), si tenían una claridad meridiana y una expresividad muy especial, que nunca fue igualada.
Esta página inicia de nuevo con el logo de SUPERHOMBRE, pues es un nuevo número de PEPÍN (el 305, del viernes 24 de Noviembre) El héroe se siente feliz al terminar de destruir los autos cuyos dueños han violado la ley (no hay manera de asegurar que hubiesen atropellado a alguien) La policía dispara en su contra para detenerlo, pero las balas no le afectan y salta hasta un negocio de autos usados que mas parece un basurero. Su dueño es el estereotipo del embaucador, cínico e inmoral.
El dueño muestra una desgracia de auto que ofrece como la gran maravilla. Y luego se ofende porque SUPERHOMBRE no lo alaba (yo sostengo que en muchos aspectos, nuestro país se parece al ambiente que reflejan estas aventuras, en especial en nuestros estratos menos sofisticados)
Con el propósito de que esas chatarras rodantes no causen más accidentes, SUPERHOMBRE inicia su destrucción. Nada de esperar a que los reglamentos los retiren de las calles. El héroe cree en resolver las cosas directamente. Al menos ofrece al tipo que se ha quedado sin negocio, llevar los restos al basurero municipal.
El cuadro siguiente resultará una novedad para nuestros lectores mas jóvenes (de hecho, para casi todos, pues quién haya leído estos comics en el momento de su aparición hoy tendrá mas de 70 años) Los tres hombres (no mujeres) están ante un gran conmutador telefónico. Como todos sabemos, los primeros teléfonos no eran automáticos. El usuario daba vuelta a una manivela para generar un impulso eléctrico y descolgaba. En el otro extremo le contestaba una telefonista. "Pachita, por favor comunícame con Chon, el carnicero" La respuesta "claro que sí, Lupita. ¿Ya se alivió tu hermanita de las paperas?" o algo así. La telefonista conocía a todos sus clientes, sabía vida y milagros de la sociedad a la que atendía y no había necesidad de números telefónicos; con conectar en el lugar correcto esos cables como tripas que se ven en la imagen, se establecía la comunicación.
Al paso de los años, al automatizarse las centrales, el usuario tuvo que aprenderse los números de las personas a las que quería llamar, pero las telefonistas no desaparecieron de inmediato. Hoy sobreviven algunas en los servicios de larga distancia, pero en los años 30 aun existían muchas y muchos y la gente les hablaba cuando enfrentaba problemas, tenía dudas o no sabía con quien quejarse de lo que fuera.
Al ver la imagen nos enteramos de que los ciudadanos se están quejando de los destrozos del SUPERHOMBRE y alguien que necesita a un policía es informado de que ahorita todos están ocupados tratando de detener al vengativo sujeto.
Los siguientes dos cuadros nos muestran otras escenas prototípicas de personas llamando al conmutador: un corrupto líder del sindicato de transportistas que exige que le manden un pelotón del ejército a defender su propiedad pues le han destruido un camión, y una solterona que tiene la apetecible fantasía de que aun es lo suficientemente atractiva para que el poderoso individuo intente acosarla sexualmente. El alcalde que originó todo el problema culpa al jefe de la policía y lo amenaza con quitarle el trabajo si no resuelve las cosas (de nuevo, parece que estamos viendo al Jefe de Gobierno de nuestra Ciudad Capital)
Siguiente entrega, PEPÍN 306, sábado 25 de Noviembre. SUPERHOMBRE está sobre un rascacielos que se ve de unos cinco pisos (solamente en la primera página, la del puente, se ven edificios mayores, ninguno de cristal, claro, pues aunque Metrópolis era una especie de Nueva York, Siegel y Shuster vivían en Cleveland y dibujaban el tipo de ciudad que conocían. Para 1939, el EMPIRE STATE BUILDING ya existía. De hecho, KING KONG lo escaló 6 años antes)
Como SUPERHOMBRE no tiene visión telescópica, necesita subirse a la azotea de un edificio alto para descubrir a mas violadores de tránsito. Ve a un conductor borracho y se lanza frente a su auto. En esa época, autos de ese tipo eran medio deportivos, pues solamente tenían dos puertas (los familiares tenían cuatro) y eran muy voluminosos (unos tenían motor de 8 cilindros en fila) Nótese que el borrachales se brinca un pequeño camellón (la delgada acera que usaban quienes deseaban abordar un tranvía pues estos circulaban en el centro de la calle) También , que usa sombrero y saco adentro del auto.
Portada del ejemplar americano en que se está basando esta aventura publicada en PEPIN. Hemos mostrado el principio de la misma, tal como se ve en las imágenes y se lee en los textos de José Luis Silva. A partir de aquí podemos seguir leyendo la aventura hasta el final. Si alguien desea ver el resto de imágenes de esta aventura de PEPIN (ACTION COMICS NO.12), lo puede hacer entrando en Mexis.to2, tal como hemos indicado al principio y buscar en Histórico y Ver Anteriores, el artículo de José Luis Silva titulado "Superhombre".
Para asustarlo, SUPERHOMBRE levanta el auto en vilo (hoy levantaría a un Jumbo Jet para producir un efecto semejante) y corre con él en sentido contrario al de la circulación. Nótese en el primer cuadro que hay un semáforo en la esquina y una cerca de madera protegiendo a un terreno en el segundo. Casi no hay tránsito. Cuando otro auto se le acerca en el sentido correcto, simplemente lo salta. Al borrachales se le quita "el cuete" del susto.
Pero SUPERHOMBRE no ha acabado. Le producirá un shock inolvidable. Aun cargando el auto, aparenta lanzarse al río desde un gran puente suspendido, pero en verdad aterriza en otro puente mas bajo. El pobre borrachales se ha desmayado del terror. Hoy le hubiese dado un infarto.
Nótese que la aventura "continuará el próximo lunes". PEPÍN no salía los domingos. Y en aquel entonces, la gente trabajaba los sábados (unos cuantos, medio día pero la mayoría, el día completo) y las escuelas también recibían a sus alumnos en sábado.
Bueno, ya es lunes. Compramos nuestro PEPÍN #307. Abrimos la portada, hecha del mismo papel diario pero impresa a colores, y de inmediato nos topamos con la primera aventura: SUPERHOMBRE.
El Kryptoniano ha dejado el auto en el suelo cuando otro salvaje conductor pasa a toda velocidad por el puente y lo golpea. Esa no era un área para peatones, pero atropellar a alguien y huir siempre ha sido una de las violaciones mas penadas en EUA (al contrario que en México, en donde los choferes siempre se escapan, dejando el vehículo. Mas aún, de cuando en cuando se oyen leyendas urbanas que sostienen que para los abogados es mas fácil resolver legalmente el accidente si el atropellado muere que si meramente queda herido, por lo que aconsejan a los choferes rematarlos)
El conductor del convertible (en ese entonces un auto de gran lujo) se da a la fuga. Sin duda, uno de los personaje mas viles a los ojos de los dos adolescentes que escribían y dibujaban las aventuras del SUPERHOMBRE. El héroe se incorpora y maldice al salvaje. Nótese el techo de lona del auto doblado tras el asiento. Poco se ha progresado en eso pues los techos metálicos son problemáticos de guardar
Como SUPERHOMBRE aun no vuela, corre tras el veloz auto y salta al asiento de atrás. En lugar de romperle el vehículo o de pretender arrojarlo desde las alturas, se limita a decir al supersticioso chofer que él es un espíritu y se le va a aparecer en cualquier momento de su vida en el que conduzca sin precaución.
El lector impaciente podrá decir "¿por qué a este, que en verdad cometió un crimen grave, lo deja ir con el menor de los castigos?" Hay que revisar esa aseveración. Los hombres vieron que el auto golpeaba con gran fuerza a un hombre y que se quedaba tirado. Asustados, huyeron. Muertos de miedo ven que alguien los sigue y les da alcance. Saben que un hombre común no corre tan aprisa. No conocen a SUPERHOMBRE, ¿qué piensan? Que es un fantasma. El héroe aprovecha esa conclusión para sembrarles una imagen que los atormentará el resto de sus vidas. Si han visto que el tipo misterioso brincó dentro de su auto, ¿por qué pensar que no podrá aparecérseles de nuevo cuando manejen aprisa?
SUPERHOMBRE, satisfecho, salta del auto en movimiento. Siente que va ganando en su cruzada. Ahora se dirige a la siguiente etapa: la raíz del problema. Va a la fábrica de quien produce los autos que mas accidentes sufren (hoy día los economistas nos dirían que esa fábrica quebraría al castigarla sus clientes por su mala calidad. Tal teoría demostraría ser cierta si hoy día hubiesen quebrado las fábricas de micro buses en México).
Nótese la cantidad de humo en las chimeneas. En aquel entonces era bien visto, como señal de progreso y de que se estaba trabajando. Los alemanes, de hecho, tenían un dicho: "humo en la chimenea, pan en la mesa" O sea, si se produce hay prosperidad. Véase también la espuela de ferrocarril y unos carros en el patio.
Esta vez, SUPERHOMBRE no rompe las paredes para entrar y muy tranquilo encara al dueño. Pero el empresario también se lava las manos de las consecuencias de lo que fabrica, tal y como hoy en día hacen nuestros políticos y empresarios. La oficina del dueño hoy se consideraría modesta y su escritorio, demasiado pequeño.
PEPÍN 308. SUPERHOMBRE hace una acusación muy severa. El tipo es un pillo. De nuevo, hoy día no se vería bien que SUPERMAN dijera ese tipo de cosas pero, me pregunto, ¿cómo las tomarían si las leyeran los sobrevivientes de los terremotos en Turquía, cuyos hogares fueron reducidos a escombros por esos motivos? ¿Y nuestros conciudadanos luego de los sismos del 85? ¿Y los damnificados de hoy por las lluvias y los deslaves? ¿No refleja eso una realidad inmediata que en muchos países no hemos podido desterrar?
Entonces, amigos lectores, ahorita usemos la imaginación para situarnos en los zapatos de una víctima del empresario corrupto, que nos ha dejado sin casa y quizá hasta sin familia. ¡Y todavía se atreve a desafiarnos! ¿Qué nos gustaría que SUPERHOMBRE hiciera? Claro. Reducir su fábrica a limaduras de metal. (Al ver el tercer cuadro, hasta podemos escuchar la algarabía desde las tribunas)
En una sabrosísima escena, SUPERHOMBRE lanza una pesada máquina contra parte de la construcción. Faltó el ¡¡¡¡BROOAAAMMMM!!!! Pero la expresividad de este y de los tres cuadros siguientes es magistral.
Lamentablemente, los puntos que había ganado SUPERHOMBRE como defensor de los débiles, los pierde de nuevo en esta página. Un albañil ha logrado reparar los destrozos que el ser tan poderoso había hecho en la estación de radio. ¿Qué pasa ahora? SUPERHOMBRE vuelve a entrar destruyendo la pared que recién habían arreglado. Sin realmente escuchar lo que le dicen, levanta en vilo al encargado de la estación para repetir sus amenazas. Si yo fuera editor, le hubiera quitado estos cuadros a la aventura, o habría presentado a la difusora como mentirosa y perjudicial.
Vamos a dejar a SUPERHOMBRE con la primera página del PEPÍN #308, pues ya es miércoles de nuevo. La imagen nos dice mucho. Un policía del tránsito ha detenido a un conductor irresponsable. El tipo saca un billetón (¡10 dólares de entonces! Los comics costaban 10 centavos y el cine entre 15 y 25 centavos)
Al policía le brillan los ojos al pensar en todo lo que se podría comprar con tanto dinero. Pero voltea y descubre que SUPERHOMBRE lo está observando. Como todos los cobardes, se pone digno y brinca a la postura opuesta, agrediendo al conductor. ¡Hasta le pega! ¡Cáspita! ¿Un ladrón golpeando a otro? Debe ser, pues SUPERHOMBRE no interviene. Es mas, se aleja pensando que ambos han aprendido su lección.
Al final, como en otra ocasión veremos, SUPERHOMBRE da su medicina al irresponsable Alcalde, quien se compromete a hacer lo que le toca.
En escritos futuros examinaremos con ojos parecidos las dos primeras entregas de SUPERMAN en ACTION COMICS ya que el mismo espíritu sencillo, ingenuo, revanchista y justiciero está presente. Como hemos dicho en otra parte, se requirió de la participación de Vincent Sullivan como editor, para ir institucionalizando al Hombre de Acero. Su contribución nos dio a un personaje mas pulido, que ha demostrado ser el mas duradero de todos. Pero en el camino se quedó ese espíritu salvaje que nos hablaba a los lectores que no creíamos en el establishment.
De cualquier manera, disfruten de estos tesoros y estén pendientes para contemplar muchos mas que aparecerán aquí mismo próximamente.
NOTA: El personaje de SUPERMAN es propiedad de DC National Comics y fue creado por Joe Shuster y Jerome Siegel. La revista PEPÍN fue publicada por EDITORIAL JUVENTUD, S.A. propiedad de EDICIONES GARCÍA VALSECA. Las imágenes que aquí se incluyen tienen un propósito de análisis y recuperación histórica y no se pretende ningún fin comercial de ningún tipo.
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